Si nunca antes has practicado el método Feldenkrais te recomiendo que leas esto ya que es importante tener unas nociones básicas para abordar las lecciones.
Lo primero que me gustaría decirte es que no se trata de gimnasia, es decir de la repetición de movimientos con un fin. Aquí el movimiento no es un fin en sí mismo sino un camino. Las lecciones se llaman ATM, “awareness through movement” o “autoconciencia a través del movimiento”. Se fundamentan en una serie de ejercicios que se realizan en todo momento de forma consciente prestando atención a la calidad del movimiento, a las relaciones entre las diferentes estructuras, al esfuerzo innecesario, a las tensiones parásitas que lo impiden, a la respiración.
Teniendo como premisa que el movimiento ha de ser fácil, el hecho de que disfrutes haciéndolo y manteniendo esa calidad en la atención es un buen indicador de que estás en el camino.
Estate atento a cualquier estado que pueda surgir en ti durante la lección. A pesar de la relativa sencillez de las instrucciones, su ritmo pausado y de escucha atenta puede generar frustración, necesidad de desconectar, somnolencia, resistencia a seguir las indicaciones. No siempre será así, pero si ocurre está bien, tómate un descanso y cuando vuelvas a tener curiosidad y ganas lo retomas. ¡Así es como aprendiste a moverte de bebé!
Quiero que sepas que el método es un proceso de aprendizaje en el cual es posible entrenarse gradual y pacientemente en condiciones de “invernadero”, o sea lo más facilitado posible. Por ello la mayoría de las lecciones se hacen en el suelo sobre una colchoneta o una manta si lo prefieres. De esta forma el suelo te da mayor soporte, facilita que entregues tu peso y atenúa el efecto de la gravedad. Precisamente luego podrás encontrar mayor comodidad en posición erguida, tanto de pie como sentado.
Lo que buscamos es que se genere un “ambiente de aprendizaje” de forma segura y suave, lejos del peligro. En estas condiciones óptimas puede surgir la curiosidad de experimentar con las indicaciones dadas respetando en todo momento cada uno sus ritmos y espacios. En ese sentido siéntete libre (y por favor hazlo) de tomar todos los descansos que necesites. El lema es “descansa antes de estar cansado”. No hagas nada que pueda hacerte daño, respeta tus límites.
Otro punto importante es el concepto de que “hacer menos es más”. En este caso es muy cierto ya que si llegas al límite en el movimiento no vas a tener la oportunidad de aprender nada nuevo. Primero porque no estarás prestando atención a tus límites que estarás sobrepasando y segundo porque en el máximo esfuerzo no hay consciencia, sólo hay fuerza de voluntad. Puedes hacer las cosas desde tu fuerza de voluntad, claro que sí, pero ahí no hay aprendizaje. Sé que todos conocemos la cultura del esfuerzo y puedes entregarte a ella en cualquier otra actividad física si lo deseas, pero recuerda que aquí estamos aprendiendo a movernos sin esfuerzo.
Practicando este método te vas a ir entrenando paulatinamente en adquirir mayor sensibilidad. Ten en cuenta que al principio tal vez no dispondrás de mucha y seguirás haciendo más de lo que es necesario. A medida que vayas adquiriendo más propiocepción serás capaz de reconocer el esfuerzo inútil mucho antes y llegarás a ser un maestro en el arte moverte de forma fácil y elegante.
“Hacer lo imposible posible, lo difícil sencillo y lo sencillo elegante”.
Así que recuerda, descansa siempre que lo necesites, no hagas demasiado, respeta tu ritmo y tus límites, busca el movimiento fácil, sé amable contigo mismo y disfruta.
El cuerpo es fuente de placer, a veces de dolor pero también es una fuente inagotable de autoconocimiento.
Bienvenido al apasionante viaje a través de tu cuerpo.