Permitidme que para el primer post del blog comience con las palabras de Moshé Feldenkrais: “actuamos de acuerdo con nuestra autoimagen”. Así comienza el libro de “Autoconciencia por el movimiento”.
Dicen que las primeras palabras de un libro son determinantes. Estas que pueden resultar carentes de sentido para muchos o muy evidentes para otros, son para mí un espléndido resumen de su trabajo y una declaración de intenciones. Deja claro, desde el principio, que su trabajo, que su empresa, versa sobre la conciencia, el “darse cuenta”-lo que en inglés se conoce como awareness, motivo por el cual sus lecciones se llaman awareness through movement o ATM y que en español hemos traducido como lecciones de autoconciencia a través del movimiento.
Pero no sobre la conciencia corporal o somática, que también, por supuesto, sino sobre la conciencia de uno mismo, donde el movimiento es la puerta de acceso.
Feldenkrais va a comenzar su libro exponiendo sus ideas sobre cuáles son los condicionantes a los que nos vemos sometidos nada más nacer (e incluso antes) como pertenecientes a una sociedad y una familia concretas. Habla de cómo la imagen que tenemos de nosotros mismos se forma con relación a tres factores: herencia, educación y autoeducación.
La parte de la herencia es la más inmutable, si bien hoy sabemos la enorme importancia que tiene el ambiente en la expresión o no de determinados genes. La educación, determina el lenguaje y una serie de conceptos y reacciones que varían según el ambiente en el que nace una persona, es decir no son comunes a todos los seres humanos sino a un grupo de individuos. La autoeducación, es el elemento más activo. Influye sobre la selección de material que se aprende y el rechazo de lo que no se puede asimilar. Podemos decir que es el factor sobre el que más podemos influir ya que la herencia nos es dada biológicamente y la educación nos es impuesta desde muy temprano.
Otra idea que desarrolla es que la educación en una determinada sociedad procura hacernos lo más parecidos los unos a los otros y que deseemos parecernos a los demás. La autoeducación que es “la fuerza activa que pugna por abrir paso a lo individual y llevar al campo de la acción la diferencia hereditaria”, depende en gran medida de la educación que hayamos recibido, por eso tiende a buscar esa semejanza también.
Así la educación se conforma simplemente con uniformar la sociedad, con “moldear individuos que no sean inadaptados sociales” que cumplan su función en la sociedad sin procurar su desarrollo mucho más allá de ello y es labor nuestra procurarnos esa autoeducación, seguir aprendiendo, más allá de la educación recibida.
Por lo tanto vemos como, en contra de lo que se pueda pensar, su intención principal no es la de aumentar nuestra conciencia corporal únicamente, sino enseñarnos a adquirir conocimientos que nos capaciten para vivir una vida más plena y esto sólo se puede hacer aumentando la conciencia de nosotros mismos. Utiliza sabiamente el movimiento como herramienta para el conocimiento de uno mismo y a su vez para el cambio.
Por supuesto que es muy importante y relevante en su trabajo la propia adquisición de una conciencia corporal cada vez mayor. De hecho las lecciones nos enseñan a conocer nuestro cuerpo con un detalle y una sutileza exquisitas. Más adelante en el blog, iremos describiendo cómo porque también fue un adelantado en esto. Como muestra de ello os dejo otra frase: “no estás trabajando con tus músculos sino con tu cerebro”. Lo que prueba que fue un pionero en el campo de lo que hoy llamaríamos las neurociencias.
Este refinamiento progresivo y constante de nuestra conciencia corporal es precisamente la herramienta que eligió Feldenkrais para enseñarnos a identificar nuestros condicionamientos para poder elegir libremente. Esto es así porque, en sus propias palabras, toda acción es la suma de sensación, emoción, pensamiento y movimiento. Por tanto actuando sobre una de ellas actuamos sobre las demás ya que no hay tal cosa como cuerpo y mente sino que son una unidad indivisible.
El camino no es fácil, como bien dice- “es un camino duro y complejo que está sin embargo entre las posibilidades prácticas de toda persona que sienta necesidad de cambiar y mejorar”-ni exento de dificultades pero para los que deciden emprender ese viaje de autodescubrimiento la recompensa es inmensa.
Nos advierte de que el proceso de aprendizaje será irregular y con altibajos, con la sensación de haber retrocedido en algunos momentos pero que no debemos desanimarnos puesto que a medida que el proceso de aprendizaje continúa esas regresiones serán cada vez menos frecuentes y cada vez más fácil retornar al nuevo estado.
Por si alguien no lo sabe se ha adelantado muchas décadas en describir lo que hoy en día llamamos neuroplasticidad, es decir, la capacidad del sistema nervioso de cambiar a través de la experiencia y el aprendizaje. No sólo lo describió sino que lo demostró, lo llevó a la práctica con su método. Y pienso que esta es una de las grandes virtudes de su trabajo que hace evidente de forma sencilla y placentera que el cambio es posible. A lo largo de sus lecciones, maravillosamente desarrolladas (lo cual le costó años de perfeccionamiento) vamos sintiendo y comprobando in situ que aprendemos sin esfuerzo. Según sus propias palabras, conseguimos que lo imposible se torne posible, lo posible fácil y lo fácil elegante.